domingo, 26 de junio de 2011

La Cruz del Sur


La constelación de la Cruz del Sur es un ícono del Hemisferio Meridional. No sólo es utilizada por casi todas las instituciones astronómicas del sur, sino por instituciones políticas. Es parte integrante de la bandera de Brasil y es la marca principal de la Bandera del Mercosur (arriba).

La Cruz del Sur es conocida en Europa recién después que el marino italiano Cadamosto las observase por primera vez en 1455. Sin embargo hay un antecedente en la literatura que es materia de discusión. Dante Alighieri escribió La Divina Comedia entre 1307 y 1321, año de su muerte. En su largo peregrinar, después de atravesar la Tierra (pasando por su núcleo, donde reside Lucifer) sale finalmente al Hemisferio Sur (vean que interesante, Dante consideraba que la Tierra era esférica!) y allí tiene una visión diferente del cielo:



La estrella bella, del amor concierto,
hacía sonreir todo el Oriente
al poner a los Peces a cubierto.
Me volví a la derecha y me hallé enfrente
del otro polo, y vi en él cuatro estrellas
que sólo ha visto la primera gente.
Gozaba el cielo de sus llamas bellas:
oh viudo Septentrión, pues que privado
tú por siempre jamás has de estar de ellas!
Después de que las hube contemplado
un poco me volví hacia el otro polo,
del que el Carro se había ya alejado.



Serán estas cuatro estrellas la constelación de la Cruz del Sur? Claudio Ptolomeo, habitante del norte africano, las había listado junto con la constelación del Centauro, aunque no parece haberles dado mucha importancia, ni siquiera las llamó de Cruz. Si lo que describe Dante es nuestra entrañable constelación austral, si le llegó por medio de comentarios de viajantes (Marco Polo, por ejemplo) o de atlas árabes, no lo sabremos nunca.



Página de la carta del Mestre João en la que se describe y dibuja a la constelación de la Cruz del Sur.

Puedo dar constancia de la primera referencia escrita de Crux (nombre latino de la constelación) que conozco y es la de la carta del Mestre João acompañante de Pedro Alvares Cabral, el descubridor del Brasil en el año 1500. Mestre João fue un personaje misterioso, a veces identificado como Jõao Faras, médico del rey Dom Manoel I y conocedor de las artes celestes (Pero Vaz de Caminha lo llama estreleiro). Mestre João actuó como relator de la expedición de Cabral y en una extensa carta, en la que ubica geograficamente al Monte Pascoal, lugar cercano a Porto Seguro (Estado da Bahía, en Brasil) donde desembarcó la escuadra lusitana, también refiere a la constelación del Cruzeiro do Sul, la describe y la dibuja (ver copia de la carta más arriba). Esta constelación, sin embargo, era bien conocida por los navegantes desde el año 1455, había sido descubierta por el italiano Alvise de Cadamosto durante uno de sus viajes por las costas de África bajo las órdenes del príncipe de Portugal, Enrique el Navegante.

La Cruz del Sur era conocida por los pueblos de América antes de la llegada de los europeos. Los Tupí Guaraní la llamaban Curuxu y la usaban para determinar los puntos cardinales, el intervalo de tiempo transcurrido durante la noche, y las estaciones del año.

Referencias:

Afonso, G., Mitos e estações no céu tupi-guarani, 2006, Scientific American Brasil, 4, 45, pp 38-47.

Bueno, E., A viagem do descobrimento, Vol I, 1998, Editora Objetiva Ltda., Rio de Janeiro, Brasil

Gangui, A., Poética Astronómica: el cosmos de Dante Alighieri, 2008, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina

viernes, 24 de junio de 2011

El Padre de la Astronomía Latinoamericana

En noviembre de 1994 muchos habitantes de América del Sur tuvieron la rara suerte de ver, en vivo y en directo, un eclipse total de sol. (En este enlace, un video del fenómeno. A modo curiosidad: un grupo en Facebook, aquí, intenta reunir a quienes recuerden haberlo visto en Chile.) Unos dos meses antes del eclipse, y con la intención de celebrar por anticipado el acontecimiento, el gobierno de la República del Paraguay había emitido dos estampillas con temas astronómicos.


En la primera estampilla, a la izquierda de la imagen, puede verse un retrato (o, tal vez, una caricatura) de Nicolás Copérnico y la fotografía de un eclipse total de sol. En la segunda, a la derecha, se ve un retrato de Johannes Kepler y la fotografía de un reloj de sol. Pero no se trata de un reloj de sol cualquiera, sino de aquél que fuera diseñado por el padre jesuita Buenaventura Suárez a comienzos del siglo XVIII, para ser emplazado en las reducciones de San Cosme y San Damián (lugar donde, restauración mediante, todavía se conserva).


Buenaventura Suárez, nuestro protagonista de hoy, es considerado, con justicia, el padre de la astronomía latinoamericana. Jesuita criollo, el padre Suárez nació en Santa Fe de la Veracruz el 3 de septiembre de 1679 y murió hacia 1750 (se desconoce la fecha exacta). Por aquél entonces, Santa Fe (hoy capital de la provincia argentina del mismo nombre) era parte de los dominios españoles de América y dependía políticamente de Lima, capital del Virreinato del Perú.


El padre Suárez fue astrónomo, matemático e inventor. Contaba con conocimientos de medicina y se dice que elaboró un "chocolate" de su invención (¿le habrá agregado al chocolate algunas especias u otros sabores?). Mientras misionaba en las reducciones de San Cosme y San Damián, Suárez comenzó a realizar distintas observaciones astronómicas. Para ello, utilizó un instrumental compuesto por aparatos sencillos que había construido con la ayuda de los guaraníes: un reloj de péndulo, telescopios de diversas graduaciones (de 8 a 23 pies con 2 vidrios convexos) y un cuadrante astronómico con el que podía reducir, igualar o ajustar el reloj a la verdadera hora del sol. En 1706 finalizó la construcción del primer telescopio que funcionó en forma permanente en el hemisferio sur.

Su obra más conocida es el "Lunario de un siglo que comenzaba en su original por enero del año 1740, y acaba en diziembre del año de 1841" que consiste en una colección de efemérides de aspectos del cielo durante un siglo. La obra cuenta además con un apéndice que permite extender el "Lunario" hasta 1903 mediante "sencillas reglas", según afirma el propio autor.


El "Lunario", publicado en 1740, lleva por subtítulo: "Que comienza en enero del año 1740 y acaba en Diziembre del año 1841 en que se comprehenden ciento y un años cumplidos". Y más abajo, siempre en la tapa: "Contiene los aspectos principales de Sol, y Luna, esto es, las Conjunciones, Oposiciones, y Quartos dela Luna con el Sol, según sus movimientos verdaderos y la noticia de los Eclipses de ambos Luminares, que serán visibles por todo el Siglo en estas Misiones de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay”. (Véase el trabajo que aquí se enlaza, en el que Jaime García y Guillermo Taboada conjeturan, a partir del análisis del "Lunario", que el padre Suárez pudo haber estudiado los Principia de Newton.)


En la introducción del "Lunario" Suárez anotó: "No pudiera haber hecho tales observaciones por falta de instrumentos (que no se traen de Europa a estas provincias por no florecer en ellas el estudio de las ciencias matemáticas) a no haber fabricado por mis manos, los instrumentos necesarios para dichas observaciones, cuales son reloj de péndulo, con índices de minutos primeros y segundos; cuadrante astronómico para reducir, igualar y ajustar el reloj a la hora verdadera del sol, dividido cada grado de minuto en minuto; telescopio o anteojo de larga vista de sólo dos vidrios convexos, de varias graduaciones desde ocho hasta veintitrés pies. De los menores de ocho, y diez pies, usé en las observaciones de los eclipses de sol y luna, y de los mayores de trece, catorce, dieciséis, dieciocho, veinte y veintitrés pies, en las inmersiones y emersiones de los cuatro satélites de Júpiter, que observé por espacio de trece años en el pueblo de San Cosme y llegaron a ciento cuarenta y siete las más exactas".


Sus trabajos sobre observaciones de los satélites de Jupíter fueron enviados a Europa, donde recibieron especial atención. Pero, destino que compartiría con muchos otros científicos latinoamericanos, sólo partir de 1745, es decir, recién a los 66 años de edad, pudo Suárez realizar sus observaciones con instrumentos comprados en Europa, y que eran de calidad muy superior a sus instrumentos previos. Los subsidios, se sabe, a veces tardan años en llegar.


A Buenaventura Suárez y su esforzado trabajo, nuestro saludo.

Gustavo Piñeiro


Enlaces consultados:

Biografía de Buenaventura Suárez:

http://pueblosoriginarios.com/biografias/suarez.html


Sobre las estampillas:

http://www.portalguarani.com/detalles_museos_otras_obras.php?id=18&id_obras=580&id_otras=24

lunes, 20 de junio de 2011

Belgrano y la Matemática


Corría el año 1794 y en el puerto de Buenos Aires Domingo Belgrano espera la llegada de su hijo Manuel. Fueron ocho largos años de ausencia desde que Manuel Belgrano partiera a España para estudiar derecho, la profesión favorita de las familias acaudaladas porteñas.

Pero el flamante abogado ya no es el joven de 16 años que se embarcó para estudiar en la Metrópoli.

En España vivió de cerca la euforia de la Ilustración, tomó contacto con las ideas de la Revolución Francesa que en 1789 acabaron con la monarquía y descubrió su vocación por lo público.

“Confieso que mi aplicación no la contraje tanto a la carrera que había ido a emprender, como el estudio de los idiomas vivos, de la economía política y al derecho público, y que en los primeros momentos tuve la suerte de encontrar hombres amantes al bien público que me manifestaron sus útiles ideas, se apoderó de mí el deseo de propender cuanto pudiese al provecho general, y adquirir renombre con mis trabajos hacia tan importante objeto, dirigiéndolos particularmente a favor de la patria”, reconocía Manuel Belgrano en su Autobiografía.

La España que conoció Belgrano estaba en un proceso de reformas iniciado por Carlos III, quien había llevado a su gabinete a los más conspicuos miembros de Ilustración, un movimiento intelectual caracterizado por adherir a la razón como la facultad esencial del hombre para alcanzar la verdad, que encontró en la Revolución Científica el camino para comprender la naturaleza y transformarla. Como señala Immanuel Kant, Ilustración era “el fin de la minoría de edad del hombre. El fin de su incapacidad para utilizar su razón sin la dirección de otro”.

Claro que en España la Ilustración llegó en forma tardía y cargada de las contradicciones propias de personajes que soñaban con sacar a España del atraso sin romper con ciertas prácticas restrictivas de la fe católica y del orden monárquico. En esa agitada atmósfera
de discusiones, Belgrano conoce los avances de la ciencia y la técnica, se involucra en los debates económicos, lee los libros de los ministros de tendencia ilustrada como Jovellanos y Campomanes, y pidiendo autorización eclesiástica estudia los textos prohibidos por la Iglesia de Rousseau, Diderot, Voltaire y Montesquieu.

Es también en España donde Belgrano conoce a Diego de Gardoqui, otro ilustrado que luego de ser el primer embajador de España en los Estados Unidos (un retrato lo ubica junto a George Washington cuando éste asume como presidente de la Unión) fue nombrado
Director General de Comercio y Consulados en España e Indias.

Estos funcionarios buscaban criollos que compartieran las ideas de la Ilustración para ocupar puestos en la administración del estado en los territorios de ultramar. Así fue como Belgrano volvió con su título de abogado y el cargo de Secretario Perpetuo del Consulado de Comercio de Buenos Aires.

Desde ese momento, Belgrano desarrolló una infatigable tarea para difundir en nuestro medio los conocimientos científicos, las nuevas tendencias económicas y fomentar la educación para
todos los habitantes del Virreinato del Río de la Plata.

Claro que la tarea no fue fácil, eran pocos los interlocutores de Belgrano. Con Martín de Altolaguirre, dueño del único laboratorio de física y química del Virreinato, inició trabajos para completar un ciclo desde la adaptación del lino y el cáñamo hasta la producción de linaza y con Pedro Cerviño puso en marcha una y otra vez instituciones para iniciar a los jóvenes en los conocimientos de la matemática entendiendo que esta disciplina era la llave para futuros progresos.

En 1799 Belgrano impulsó la creación de la Escuela de Náutica cuyo director fue Cerviño. Como lo explicitaran Belgrano y Cerviño, más que náutica, la formación apuntó a brindar las herramientas de la física y la matemática porque allí, entendían, estaba la llave del progreso.

D. Manuel Belgrano el 13 de marzo de 1802 con motivo de la distribución de premios a los alumnos más sobresalientes de la Academia de Náutica.


"Habéis visto, Señores, los progresos de estos aplicados jóvenes, que superando las dificultades de una constante asistencia y adhesión a los objetos de sus estudios, han sabido adquirir las ideas útiles y los buenos principios en que debe cimentarse la ciencia que los hombres del globo, les proporciona su substancia y comodidades, haciendo con menos riesgo los transportes y facilitando los viajes por mar como por tierra, hasta hacer desterrar el temor que antes se tenía para entregarse al furor de las olas y a los contratiempos de la naturaleza.

"¡Qué gloria, qué satisfacción no me debe causar el ver la utilidad de este establecimiento! ¡Cómo se falsifica por la experiencia el temor de que todas estas instituciones son débiles en sus principios y que el tiempo es quien las consolida! Buenos Aires puede ya decir que por su Consulado tiene jóvenes que adquiriendo una carrera honrosa y lucrativa, lleven sus buques a salvamento con todas las producciones que la naturaleza ha depositado en sus fértiles terrenos.

"Dos años de una sabia dirección, han producido estos óptimos frutos; ellos van a sazonarse y a hacerse apreciables, desprendiéndose en su madurez de las semillas sólidas e ilustradas que encierran para propagar entre sus compatriotas unos conocimientos tan útiles a la humanidad y por esto tan dignos de nuestro aprecio.

"¿Cómo podré hacer yo el justo elogio de este cuerpo acreedor a todos los respetos, por una creación tan ventajosa a la Nación, de un director interesado en los adelantos de la juventud, y a la tenaz aplicación de ésta para lograr el conocimiento verdadero de esta útil ciencia, y los lauros que hoy sabiamente se va a premiarlos?

"Mi pluma es débil, lo conozco; pero la complacencia que me asiste es grande, como que he sido uno de los motores, para la realización de estas ideas, que de mucho tiempo ocupaban a este ilustre cuerpo en beneficio de nuestra juventud, y así me produciré en los términos a que alcance, no ya para deslumbraros con una vana y estudiada elocuencia, sino para que me ayudéis con vuestras luces a dar los merecidos elogios al Consulado, al director y a sus alumnos.

"Desde la más remota antigüedad hasta nuestros días, la historia de los siglos y de los tiempos nos enseña, cuánto aprecio han merecido todos aquellos que han puesto el cimiento a alguna obra benéfica a la humanidad y los que la han fomentado y sostenido hasta darle una existencia invencible por los contrastes propios de las vicisitudes: las plumas más elocuentes se han ejercitado en aplaudir estas acciones; los buriles, los cinceles, las prensas, y todo ha contribuido para trasmitir hasta los venideros siglos, las dulces memorias de aquellos sabios bienhechores, cuyas ideas eran las de la prosperidad del hombre.

"Dirigid, Señores, vuestras miradas a los manuscritos antiguos, si queréis convencernos; observad esas medallas, las estatuas; leed los libros, y sobre todo el libro de los libros, y encontraréis tantas pruebas de esto mismo, que plenamente quedaréis convencidos. Si yo no temiera molestaros, os presentaría un catálogo inmenso de héroes elogiados por sus acciones, por sus hechos útiles al público; y no creáis que los confundiría con los monstruos a quienes la adulación, la vil adulación, hija de la servilidad voluntaria, merificó y elevó a aquella clase distinguida.

"¿Y quién de vosotros es el que duda que esta Academia ha sido establecida por este Real Consulado, que él la fomenta y la sostiene? ¿No es ella el cimiento de una obra benéfica a la humanidad? Vosotros lo sabéis, sí, sabéis que de aquí van a salir individuos útiles a todo el Estado y en particular a estas Provincias: sabéis que ya tenéis de quien echar mano para que conduzca vuestros buques; sabéis que con los principios que en ella se enseñan tendréis militares excelentes; y sabéis también que hallaréis jóvenes que con los principios que en ella adquieren, como acostumbrados al cálculo y a la meditación, serán excelentes profesores en todas las ciencias y artes a que se apliquen, porque llevando en su mano la llave maestra de todas las ciencias y artes, las matemáticas, presentarán al universo, desde el uno al otro polo, el curso inmortal de vuestro celo patrio.

"No se ha contentado este ilustre cuerpo con establecerla, sino que también se ha dedicado a fomentarla y sostenerla. Fué su creador, y quiso añadir a esta gloria la de conservador. En vano la ignorancia, la etiqueta, la envidia, cruel veneno de los más nobles sentimientos; en vano todos los escollos que se presentan siempre para que lo bueno, lo útil, lo ventajoso progresen, han salido a oponerse a la verificación de las provechosas ideas de esta Universidad hacia la Academia de Náutica; nada le ha retraído de su pensamiento; siempre constante, siempre inalterable, ha vencido a sus enemigos, y ella se gloria con la esperanza de la completa victoria que ciertamente la dará la aprobación protectora de las ciencias y artes y a cuanto puede conducir a la felicidad de sus vasallos.

"Puedo manifestaros infinitas pruebas de esta proposición: el archivo que está a mi cuidado contiene libros que, aunque hablan en secreto, se producen con un lenguaje mudo, pero enérgico; ya los dignos acuerdos de la Junta de Gobierno, ya las representaciones a la Superioridad y al Soberano, los oficios a los sabios para tomar los mejores conocimientos y formar el reglamento que la gobierna, los encargos de instrumentos para que sirvan a la juventud en su instrucción y premios, los libros para el mismo objeto; en fin todo os haría ver que no es un mísero fomento ni una estéril subsistencia con la que este cuerpo amante de la felicidad de estas provincias que están bajo sus miras, quiere perpetuar su Academia, para que todo joven que sólo conocía dos carreras y la holganza, tenga para ejercitar su aplicación y adquirir los medios de vivir con comodidad y honor en provecho de la sociedad.

"Sentados, pues, estos datos claramente se deduce que se hallan reunidas en este Real Consulado las dos circunstancias que han motivado las alabanzas de los individuos y cuerpos benéficos a la humanidad; por consiguiente que se ha hecho acreedor a ella y que no se me podrá tachar de parcialidad, por ser un individuo de los que lo componen ni tampoco de un vil adulador que sacrifica su tiempo ni mancha el papel para trasmitir falsedades a la posteridad; tenemos la satisfacción de que es la verdad la que se produce, sin más aparejo que su noble sencillez.

"Con la misma querría yo, por un trasporte de mi celo, suplicaros ¡oh ilustre Universidad! siguieseis con vuestras ventajosas ideas hacia tan digno establecimiento. Pero nada más inútil que pediros lo que con anticipación nos habéis concedido, por obligación y en desempeño de los encargos del soberano. Sí, vosotros la protegeréis, la fomentaréis con el mismo anhelo que hasta aquí, y si en medio de las tristes circunstancias que nos han rodeado, supisteis comenzarlo y sostenerle, con mucha más razón le haréis progresar, cuando nada pueda interrumpir vuestras útiles ocupaciones, es decir, en esos días tranquilos que nos proporciona la tranquila paz; esa paz tan estimable que se compra al duro precio de la sangre y de la muerte. Tales son los votos de la patria que os mira como su apoyo y el sostén de sus esperanzas. Pero yo me detengo demasiado y ya en justicia llama mi pluma el director desinteresado, el sabio director, el aplicado director.

"D. Pedro Antonio Cerviño, a quien todos conocemos, es acreedor a estos títulos. Las pruebas que ha dado en servicio del monarca y del Estado, en obsequio de los particulares y de cuantos han ocupado sus talentos, justificarían mi proposición, pero no hablo a ésos, no, ya sabéis su desinterés, sabiduría y su aplicación, manifestadas en esta Academia.

"Entre las varias disposiciones de este cuerpo dirigidas al establecimiento propuesto, fué la de dar por oposición las dos direcciones que debe haber en él, con la condición de que los que las consiguiesen no tendrían el sueldo que les señaló hasta tanto aprobase el soberano.

"Cerviño llevado sólo del deseo de propagar sus ideas y ser útil al Estado, se presenta gustoso a la palestra, obtiene la victoria como un valeroso atleta, da a conocer sus talentos e instrucción, y los examinadores a pública voz lo proclaman primer director; difiere este consulado al justo voto, le confiere la plaza y le posesiona de ella bajo la condición predicha.

"Corren los años y los meses y la terrible situación en que nos hallábamos envueltos en la guerra, de que aun estábamos sintiendo los efectos, no nos proporciona la correspondencia con la metrópoli, y el sello del Soberanía para consolidar la Academia no parece; por siguiente permanece sin sueldos, y sin traerlos a consideración enseña con el mayor desinterés, franqueando sus libros e instrumentos sin recompensa alguna: no es otro su objeto que el de hacer jóvenes de provecho que hagan honor a la Nación.

"¿Quién, sino Cerviño podría permanecer tanto tiempo sin tocar la utilidad física de su trabajo y seguir con tanto ardor y ahínco en la idea que se propuso en el estado de incertidumbre? ¿Y habré yo podido llamarle desinteresado? Sabéis muy bien que este nombre podrá ser en adelante su antonomástico, pues es muy raro encontrar hombre que trabaje sin ver inmediatamente la utilidad que le resulta, y mucho menos experimentando perjuicios.

"La posesión que tiene de las matemáticas y los deseos de qué se extienda su estudio, le hacen emplear medios tan sabios para su enseñanza, por lo que toca a la parte náutica, que en el espacio de dos años, presenta jóvenes instruidos en los ramos que manifiesta el cuaderno de las proposiciones que tenéis en vuestras manos, y entre ellos algunos que ya saben levantar y lavar planos con la posible perfección, para el tiempo que han gastado, no obstante la escasez de medios e instrumentos para el efecto.

"¿Se consigue esto sin ciencia? ¿No es un don particular de sabiduría haber podido dominar los corazones de estos jóvenes, para que oyendo gustosos sus lecciones, se hayan dedicado al estudio y hayan aprovechado con tantas ventajas? No, Señores, así lo creéis y sin duda ya os resolvéis conmigo a multiplicarle gloriosas nomenclaturas: olvidaos por un momento del director desinteresado de que hablamos poco ha, para acordamos del director sabio; añadid también del director aplicado e incansable.

"Cinco horas diarias están señaladas en el reglamento para asistencia a la escuela, y esto mismo ha llenado de satisfacción a este cuerpo. ¡Pero cómo! siempre enseñando hasta con el ejemplo de sus ocupaciones, mientras que los alumnos desempeñaban las operaciones de su encargo.

"Agregad a esto, que a pocos días del establecimiento, así puedo decirlo, quedó solo con el cuidado y de único director y con su constante aplicación venció las dificultades que podéis traslucir presentan los diferentes estudios a estos jóvenes, pues por no despedirlos y desanimarlos se han recibido a los que han ocurrido con deseo de aprender en muchas y diferentes épocas, la que hubiese sido posible seguir a un mismo tiempo con todos en el estudio de tantas y tan variados materias.

"Ya se deja conocer que sólo la aplicación podría sobrellevar un peso tan enorme, y como una causa motriz sostener esta máquina en el vigor o su resorte, para producir tales efectos. Pero yo he abierto heridas demasiado profundas a su modestia, hagamos alguna vez al verdadero mérito la injusticia de no elogiarlo, o vengan a sustituirme en esta obligación sus mismos alumnos, monumentos prácticos y multiplicados del que ha contraído D. Pedro Antonio Cerviño.

"Sí, señores, su dedicación al estudio ha sido constante e infatigable y muchos de ellos por la teoría pueden competir y sin duda exceder a infinito número de pilotos. No creáis que sólo han dado muestras de sus talentos en los certámenes, y que acaso habrán dedicándose al estudio para sólo estos actos con el objeto de salir con lucimiento.

"No ha sido así, pues en los exámenes privados que hay cada tres meses en la Academia, han desempeñado a satisfacción del director y de los individuos consulares que concurren a ellos según el reglamento, las preguntas que se les han hecho conforme a su ocupación, sin dar lugar a reconvenciones, y sin que se hayan visto en la precisión de imponer las penas que para estos casos están dispuestas en contra de los inaplicados.

"Todo esto manifiesta la asiduidad en el trabajo, puesto que sin ella no es posible posesionarse de unos conocimientos cuya entrada es tan árida y tan penosa; no pudiendo vencer el desfallecimiento que imprime aun a los hombres formados, cuyo entendimiento está acostumbrado a la meditación, sin abandonar las distracciones propias a la edad y trabajar con constancia."
Carlos Borches

Más información
Programa de Historia de la FCEyN - Biblioteca Digital FCEyN-UBA
http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/002_LaMensula/002_LaMensula_004.pdf


Sobre Altolaguirre y Belgrano:
http://digital.bl.fcen.uba.ar/Download/Cable/Cable_0677.pdf