viernes, 24 de junio de 2011

El Padre de la Astronomía Latinoamericana

En noviembre de 1994 muchos habitantes de América del Sur tuvieron la rara suerte de ver, en vivo y en directo, un eclipse total de sol. (En este enlace, un video del fenómeno. A modo curiosidad: un grupo en Facebook, aquí, intenta reunir a quienes recuerden haberlo visto en Chile.) Unos dos meses antes del eclipse, y con la intención de celebrar por anticipado el acontecimiento, el gobierno de la República del Paraguay había emitido dos estampillas con temas astronómicos.


En la primera estampilla, a la izquierda de la imagen, puede verse un retrato (o, tal vez, una caricatura) de Nicolás Copérnico y la fotografía de un eclipse total de sol. En la segunda, a la derecha, se ve un retrato de Johannes Kepler y la fotografía de un reloj de sol. Pero no se trata de un reloj de sol cualquiera, sino de aquél que fuera diseñado por el padre jesuita Buenaventura Suárez a comienzos del siglo XVIII, para ser emplazado en las reducciones de San Cosme y San Damián (lugar donde, restauración mediante, todavía se conserva).


Buenaventura Suárez, nuestro protagonista de hoy, es considerado, con justicia, el padre de la astronomía latinoamericana. Jesuita criollo, el padre Suárez nació en Santa Fe de la Veracruz el 3 de septiembre de 1679 y murió hacia 1750 (se desconoce la fecha exacta). Por aquél entonces, Santa Fe (hoy capital de la provincia argentina del mismo nombre) era parte de los dominios españoles de América y dependía políticamente de Lima, capital del Virreinato del Perú.


El padre Suárez fue astrónomo, matemático e inventor. Contaba con conocimientos de medicina y se dice que elaboró un "chocolate" de su invención (¿le habrá agregado al chocolate algunas especias u otros sabores?). Mientras misionaba en las reducciones de San Cosme y San Damián, Suárez comenzó a realizar distintas observaciones astronómicas. Para ello, utilizó un instrumental compuesto por aparatos sencillos que había construido con la ayuda de los guaraníes: un reloj de péndulo, telescopios de diversas graduaciones (de 8 a 23 pies con 2 vidrios convexos) y un cuadrante astronómico con el que podía reducir, igualar o ajustar el reloj a la verdadera hora del sol. En 1706 finalizó la construcción del primer telescopio que funcionó en forma permanente en el hemisferio sur.

Su obra más conocida es el "Lunario de un siglo que comenzaba en su original por enero del año 1740, y acaba en diziembre del año de 1841" que consiste en una colección de efemérides de aspectos del cielo durante un siglo. La obra cuenta además con un apéndice que permite extender el "Lunario" hasta 1903 mediante "sencillas reglas", según afirma el propio autor.


El "Lunario", publicado en 1740, lleva por subtítulo: "Que comienza en enero del año 1740 y acaba en Diziembre del año 1841 en que se comprehenden ciento y un años cumplidos". Y más abajo, siempre en la tapa: "Contiene los aspectos principales de Sol, y Luna, esto es, las Conjunciones, Oposiciones, y Quartos dela Luna con el Sol, según sus movimientos verdaderos y la noticia de los Eclipses de ambos Luminares, que serán visibles por todo el Siglo en estas Misiones de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay”. (Véase el trabajo que aquí se enlaza, en el que Jaime García y Guillermo Taboada conjeturan, a partir del análisis del "Lunario", que el padre Suárez pudo haber estudiado los Principia de Newton.)


En la introducción del "Lunario" Suárez anotó: "No pudiera haber hecho tales observaciones por falta de instrumentos (que no se traen de Europa a estas provincias por no florecer en ellas el estudio de las ciencias matemáticas) a no haber fabricado por mis manos, los instrumentos necesarios para dichas observaciones, cuales son reloj de péndulo, con índices de minutos primeros y segundos; cuadrante astronómico para reducir, igualar y ajustar el reloj a la hora verdadera del sol, dividido cada grado de minuto en minuto; telescopio o anteojo de larga vista de sólo dos vidrios convexos, de varias graduaciones desde ocho hasta veintitrés pies. De los menores de ocho, y diez pies, usé en las observaciones de los eclipses de sol y luna, y de los mayores de trece, catorce, dieciséis, dieciocho, veinte y veintitrés pies, en las inmersiones y emersiones de los cuatro satélites de Júpiter, que observé por espacio de trece años en el pueblo de San Cosme y llegaron a ciento cuarenta y siete las más exactas".


Sus trabajos sobre observaciones de los satélites de Jupíter fueron enviados a Europa, donde recibieron especial atención. Pero, destino que compartiría con muchos otros científicos latinoamericanos, sólo partir de 1745, es decir, recién a los 66 años de edad, pudo Suárez realizar sus observaciones con instrumentos comprados en Europa, y que eran de calidad muy superior a sus instrumentos previos. Los subsidios, se sabe, a veces tardan años en llegar.


A Buenaventura Suárez y su esforzado trabajo, nuestro saludo.

Gustavo Piñeiro


Enlaces consultados:

Biografía de Buenaventura Suárez:

http://pueblosoriginarios.com/biografias/suarez.html


Sobre las estampillas:

http://www.portalguarani.com/detalles_museos_otras_obras.php?id=18&id_obras=580&id_otras=24

1 comentario:

  1. En este enlace http://historia-ciencia-tecnologia.blogspot.com/2011/09/posdata-el-padre-de-la-astronomia.html puede leerse una posdata a la entrada.

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